Mientras estés sintiéndote incómoda con algo, te estás manteniendo en una vibración donde todas las cosas que has conjurado, y todas las cosas que le has dejado saber al Universo que deseas, no pueden fluir hacia ti.
A veces te topas con cosas que si hubieses estado prestando atención, vibratoriamente sabrías desde el comienzo que no eran lo que deseabas. Muchas veces, tu primera reacción era un indicador bastante bueno de cómo resultarían más adelante. Las cosas que te dan más aflicción, son aquellas por las que tuviste una respuesta sentimental inicial, pero por una u otra razón, te convenciste a ti mismo de lo contrario.
Dentro de la semilla de tu deseo está todo lo necesario para que florezca hasta cumplirse. La Ley de la atracción es el motor que hace el trabajo. Tu trabajo es solo el darle un suelo fértil para que pueda expandirse.
Puesto que otros no pueden vibrar por ti, no pueden afectar el resultado de tu experiencia. Pueden mantener sus opiniones, pero a menos que su opinión afecte tu opinión, la suya no importa nada. Un millón de personas podrían empujar en tu contra, y no te afectaría negativamente a menos que empujes en su contra. Ese millón de personas empujando en tu contra está afectando su millón de vibraciones. Ellas están afectando lo que ocurre en su experiencia. Están afectando su punto de atracción. Pero no te afecta a ti, a menos que empujes en su contra.
Comienza a contar una historia que te haga sentir mejor de las cosas importantes para ti. No escribas tu historia como un documental factual, sopesando todos los pros y contras de tu experiencia. Más bien, cuenta lo inspirador, lo fantasioso, lo mágico de la maravilla de tu propia vida y observa lo que sucede. Sentirás como que una magia comienza a transformar tu vida frente a tus ojos. Pero no es magia. Es el poder de las Leyes del Universo y de tu alineación deliberada con esas Leyes.