Lo que los demás hacen parece muy importante cuando no has encontrado tu propia estabilidad. Te gustaría decirles, “No mezas mi barco, si me lo meces no puedo estar estable.” Pero la verdad es que eres tú el único que mece tu barco en tu mundo. Solo tú puedes mecerlo.
Si llevas en tu experiencia aspectos de alguien que no te gustan, hay una sola razón por la que están ahí. Los sigues evocando con tu atención en ellos. Sin saber sobre la Ley de la atracción, has –mediante tu viejo hábito de observación– logrado armonía vibratoria con aquellas partes que no te gustan, y te mantienes convocándolas con tu vibración constante sobre ellas.
Mucha gente necesita que te comportes de una cierta manera para ellos sentirse bien. Condenan tu egoísmo. “¿Cómo te atreves a ser egoísta y seguir lo que te hace sentir bien? Debes seguir lo que a nosotros nos hace felices.” A una edad temprana, estabas convencido que no eras lo suficiente listo para saber y por lo tanto otra persona era quien debía tomar las decisiones… No podías vivir en esta cultura durante los años de tu vida sin recibir un montón de información sobre eso, en la manera como la gente responde ante lo que dices o haces.
El regalo más grande que le puedas dar a alguien que amas es el regalo de la expectativa positiva. Pero no puedes darle a alguien expectativa positiva hasta que conozcas las Leyes y las hayas practicado lo suficiente, de modo que estés muy familiarizado con ellas.
–Abraham
El hombre físico se mete en una situación incómoda cuando concluye, “Yo y aquellos como yo hemos llegado a las decisiones correctas, y todos quienes vivan fuera de esas decisiones están equivocados.” Y luego se pasa su vida empujando en contra de aquellas decisiones “equivocadas” y cortándose de la Fuerza de Vida que le ayudaría a encontrar la felicidad en lo que ha concluido son sus decisiones correctas. No existe un solo camino. Existen infinitos caminos, y las diferencias en los caminos es lo que los hacen más, y más, y más perfectos. El mismo camino viejo ya no le es útil.